La geopolítica es la ciencia del presente, ya que es la más dominante del concierto internacional durante las últimas décadas y siglos, la misma es concebida como la influencia que ejercen factores como el geográfico, el de las fuerzas sociales, la política y el de los recursos económicos en la elaboración y ejecución de la política de un Estado nación hacia lo interno y externo.
En un principio la geopolítica contemplaba el dominio de territorios y de posibles mercados como objetivos principales de su planteamiento, pero a partir de la era petrolera en 1901 y del agotamiento objetivo del petróleo a nivel mundial desde el año 1981 la ciencia geopolítica fue orientándose con total fuerza hacia el objetivo de posesión energética por diversas razones estratégicas y de comercio y negocios.
Eso es precisamente lo que sucede hoy con el caso de Ucrania, al contrario de lo que afirman de forma aventurera muchos analistas en donde le endilgan la causa de los hechos al tema histórico hasta mencionar a los zares rusos o al ideológico en sus distintas matices, pero en el fondo están alejados de la realidad de forma equívoca.
Ucrania es hoy y desde hace rato la más grande manifestación del tablero geopolítico en donde confluye un antagonismo de intereses entre todo occidente liderado por EEUU y todo el bloque postsovietico y asiático en ascenso imparable. De allí que EEUU y Europa estimulen siempre que puedan los diversos conflictos en torno a Rusia, Venezuela y China, sus mayores adversarios.
Las realidades hoy más contundentes de un polo geopolítico y del otro, son los éxitos logrados sobre todo entre Venezuela y Rusia como aliados altamente estratégicos, al evitar por un lado que occidente derroque a nuestros gobiernos y se apropie de los recursos energéticos valorados entre los más grandes del mundo (388.561.000 millones de barriles de petróleo en conjunto Venezuela-Rusia), y por el otro al crear y consolidar magistralmente la alianza petrolera internacional más importante hoy por hoy desde 2016 cómo lo es la OPEP plus; lo que ha repercutido de forma contundente en la recuperación y equilibrio del mercado petróleo y en el progresivo aumento justo del precio del barril en los mercados internacionales rozando los 100$ para bien de nuestros países. Lo que impacta en inflación bestial a los países más consumidores de petróleo.
Adicionalmente estaría en juego el posicionamiento de la empresa gasífera dirigida no casualmente por el hijo del presidente de EEUU Joe Biden, y la liberación de presupuestos por parte de estos países occidentales a traves de sus congresos a lo cual ya se suma un gasto de 11 mil millones durante todo el conflicto desde 2014, todo un tremendo negocio. Igualmente buscan generar diversos negocios con la nueva modalidad de imponer sanciones a países y sacar provecho de las mismas como lo han hecho con Venezuela en casos como CITGO, monómero y el oro en Inglaterra.
Todo ello y por supuesto algunos otros factores hacen parte de la novela montada en Ucrania por un inexperto político como lo es el actor Zelensky siguiendo el pésimo guión dictado por EEUU y sus aliados, una posición que le está costando muy caro y en dónde por primera vez ha perdido la actuación de su vida. Ucrania es hoy el pretexto seleccionado para intentar recuperar una vez más la hegemonía pérdida por parte del imperio decadente a través del negocio y comercio de gas y energía, pero también es un nuevo teatro de operaciones de las actuales guerras irregulares en donde nuestras alianzas por la paz deben hacerlos morder el polvo de la derrota una enésima vez más.
Eduardo Rivero
Analista de Temas Geopolíticos
eduardokemp2140@gmail.com
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